Cuentos chinos de la Economía y otros chascarrillos para acabar con el sistema, Los Econoplastas (Ediciones Lentas, 2012) > Lectura y comentario:
1.2. Busca la satisfacción de las necesidades humanas: Entonces el objetivo principal de la Economía es la lucha contra la pobreza, ¿no? Pues va a ser que no… La crematística se ha comido a la Economía. “El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos pero demasiado pequeño para atender la avaricia de unos pocos”. Gandhi.
Chascarrillo: La lista Porbes de los hombres y mujeres más pobres. (Sin comentarios, o sí)
Lecturas adicionales de fragmentos para profundizar en las paradojas de la Economía:
José Luis Sampedro, El río que nos lleva (Plaza & Janés, 1961)
En este libro, el escritor rinde homenaje a los gancheros del río Tajo en su labor de transportar la maderada río abajo, desde la Serranía Ibérica, en Guadalajara, hacia los barrancos, hitas y parameras de La Alcarria, desembocando finalmente en la vega de Aranjuez, ya en la provincia de Madrid.
“El hombre es la medida de todas las cosas, como decía el filósofo clásico. Pero ahora la manía es olvidarse de él, sepultarlo bajo un alud de cosas. Se debe viajar con la Kodak, pues se trata de que la cámara vea; se enferma de fracaso si no se tienen papeles en el banco o automóvil impresionante; se agotan las vidas en acumular títulos, pesetas, cintajos, chirimbolos, citas en los periódicos… ¡Cómo si lo esencial no fuese justamente lo contrario: rodear las cosas del hombre!”
Enric González, Previsiones(artículo El País, 29 de abril 2009)
“Los economistas son, según algunos, gente especializada en predecir el pasado. Otros dicen que los economistas siempre son capaces de explicar a la perfección por que sus predicciones acaban resultando erróneas. En materia de prospección en el futuro, los economistas, y los bancos, tienden a manejarse como todo el mundo: aciertan con lo previsible, y fallan cuando surge lo imprevisto. Eso, en el mejor de los casos. El carajal de las hipotecas subprime se veía venir, pero la gran banca internacional siguió hinchando la bola, confiando, como otras veces, en el ciclo mágico de la prosperidad perpetua”.