Esta semana para la sección de nuestra web de Alternativas (Hágalo usted mismo) pero a la vez para la de Proyectismos (El Rincón Lento), robamos de la red un articulo de Ana Ongil en http://elhexagono.wordpress.com/
Ese es el espíritu: resistencia a la par que acción, inconformismo a la par que optmismo… ¡Qué gran econoplasta es esta periodista!
«Hay un espacio en Guadalajara que aboga por la lentitud en nuestras vidas. La lentitud, no entendida como pereza y relajación, sino como control del tiempo, reducción de la prisa y la atención por los pequeños momentos que ofrece el día a día. El Rincón Lento lleva más de tres años en el centro de Guadalajara, ofreciendo una alternativa de consumo (responsable), e infinidad de alternativas culturales y de ocio, creadas por los propios socios y socias del espacio.
No es casualidad que esta propuesta de local autogestionado haya surgido en tiempos de crisis. Infinidad de proyectos que apuestan por las personas aparecen y se reafirman en momentos en los que lo demás se tambalea. Es una reacción natural frente al recorte de todo aquello que hace de una ciudad algo más que un dormitorio. Una respuesta que se manifiesta en participación, en acción cultural e implicación.
Y mucho más en una ciudad como Guadalajara, con amplia experiencia en cultivar eventos culturales de gran importancia que precisamente organizan y piensan asociaciones y ciudadanos (el Maratón de los Cuentos, el Fescigu, el Festival Panorámico Musical, el Tenorio Mendocino…), la mayoría de referencias culturales de nuestra ciudad no nacen de una administración pública, sino del interés y esfuerzo de sus gentes; voluntarios en la mayor parte de los casos.
La propuesta del “Hágalo usted mismo” es interesante en cuanto a la actitud del consumidor cultural. Significa el paso del espectador pasivo, del asistente no implicado, al gestor cultural, al ciudadano que propone y es crítico. Cuántas veces no habremos escuchado la tristísima frase de “en Guadalajara no se hace nada”, que cada vez que oigo, personalmente, se me clava en el alma. La respuesta es otra pregunta (retórica, en este caso): “Y tú, ¿qué has hecho por Guadalajara?”. Además de necesario, sacarnos las castañas del fuego puede ser una idea apasionante. Si no somos conscientes de ello, difícilmente conseguiremos que nuestro panorama cultural y de ocio crezca (e incluso se mantenga) en los próximos años. No hay más que ver el ritmo de acelerada desaparición que llevan nuestras agendas: La Linterna Mágica, el Teatro Moderno, revistas como Qubo o el Calamar Gigante…, todas ellas propuestas que tenían (aún hoy tienen) su público y fueron eliminadas del mapa cultural sin que a nuestros no-representantes les temblara la mano.
Sin embargo, esta idea de autogestión de nuestra cultura no es excluyente en cuanto a que las administraciones públicas lleven a cabo la labor para la que fueron creadas, y apoyen, generen y mantengan, las propuestas caleidoscópicas de sus ciudadanos. Ésa es su tarea, y la nuestra, recordárselo. Si los poderes públicos no velan por los intereses de sus gentes, quizás deban plantearse que no son necesarios, que deben sufrir también un tijeretazo.
La idea de lentitud va unida también al optimismo; y a la crítica, al derecho a quejarse de todo aquello que no nos parece ético, adecuado, permisible. La queja está muy mal vista en este mundo, pero hace avanzar a las generaciones, y hay que practicarla casi a diario: en el bar, en las aulas, en la panadería, en las calles. Eso sí, hay que acompañarla de propuestas y acciones, de ilusión y trabajo.
Las buenas ideas surgen en tiempos de crisis, y las malas gestiones, se hunden con ellos. Aprovechemos la oportunidad que nos dan los mercados, la prima de riesgo y la Merkel. Revisemos cómo nos gustaría que fuera nuestra ciudad, qué consideramos que la hace distinta, propia, bella. Y, después, hagámoslo, nosotros mismos.»
* Ana Ongil Escribano (Guadalajara, 1984) coordina el multiespacio el Rincón Lento, que forman en la actualidad sus 300 socios. Alcarreña convencida, amante de la cultura y el arte, busca transformar la ciudad con herramientas sencillas, como la creatividad y el trabajo.