«Sofía se levantó antes de que sonara el despertador. Se dio una ducha rápida y se preparó una tostada de pan (de Pincho, Sonia, Jose y Richy) que untó con mermelada (de Mijo). Se hizo un zumo de naranjas (de Juan Félis) y una infusión endulzada con una cucharadita de miel (de Pablo). Antes de irse dejó en la nevera una nota a Borja con lo que tendría que preparar para la comida: “Acelgas con patatas (de Antonio), un par de hamburguesas de falafel (de Meli), tomate (de Paulina) y un poco de queso de oveja (de Trini y Jose). De postre melón (de Sergio y Cris). ¡Ah! Compra vino (de Gonzalo) que estamos sin reservas”. Iba tarde, pero aún se dio la vuelta para no marcharse sin unos snacks (de Fernando) para picar a media mañana, cuando entra el gusanillo».
Este relato está basado en una historia de ficción plagada de productores verdaderos de alimentos que puedes conseguir en El Rincón Lento y que posiblemente formen parte del próximo libro de los Econoplastas sobre alternativas: ‘Cuentos chinos de la Economía y otros chascarrillos para avanzar otro sistema’. El día que conozcamos a la gran mayoría de los productores de las cosas que compramos habremos petado el sistema capitalista, neoliberal, globalizado, hipertrofiado financieramente, injusto e inviable a corto plazo [texto extraído-robado de la agenda rinconera de ayer, lunes 3-2-2014].
Y para ahondar un poco más en la materia, y demostrar que no todo es ficción, os recomendamos el documental ‘Food, Inc.’. Porque es mejor apostar por los productores de confianza: